Entradas

Ojos de acero

 Aunque no me puedes hablar ni aconsejar, sí puedes mis pasos guiar, por eso eres mi gran amigo, más que eso mis ojos de acero. También has sido mi compañía, pues juntos hemos sorteado los obstáculos de la inclemente y hostil calle, inundada de una lluvia de carros, bicicletas, pero sobre todo, de gente que te ve como un palito blanco e insignificante que obstruye el paso, por eso pisotean tu dignidad, pero tú sigues como si nada, te ríes y corremos cual atletas compitiendo por una medalla. Ay amigo! si me hablaras... ¿Podría saber qué te motiva a andar mi camino, cruzar mis calles y permanecer conmigo?